martes, 31 de julio de 2012

Día 14, cumple de Pelifresa


2º día de descanso, aun así me levanto pronto (9 y 30) y no despierto a Angy. Me encargo de los perros, al volver con ellos a casa les doy de comer, cojo la bici de Ali, que ayer la notamos baja (no sé si será la cantidad de compra que en ella pusimos, o la rueda de por sí), y me acerco a la tienda de bicis, a Marco, para ver si me la hinchan. Aunque el hombrecillo que habla inglés como un indio el español, prefiere que lo haga yo, porque así lo hace la gente de aquí, que tienen acceso a la bomba y la usan cuando quieren, yo le digo que no tengo ni idea de como utilizarla, así que consigo que me la hinche él. No es difícil, solo hay que quitar el tapón, ponerle la bomba, y cuando acabe, quitarla igual que se puso. Vamos, de profesional.
Cojo la bici y voy al C1000. Tardo en llegar, porque como sólo sé ir por un camino que no encuentro, y no sé callejear, tardo en ubicarme. Cuando por fin llego, me hago con pan de molde, que ya nos faltaba, y me agencio unos gofres, porque sí, porque tienen buena pinta y me apetecen siempre que salimos por ahí y los veo por 5€ y no me los compro por ser muy caros.
Al llegar a casa ya están mis compis en la cocina, así que desayunamos tostadas, colacao, cogemos las correas de los perros, y nos vamos con ellos al mercadillo.
Se portan muy bien, y Poco hasta se hace pasar por persona, al ponerse a dos patas en el puesto de los quesos y estornudar/toser esperando su turno. Compramos mangos (7, idea de Angy y Jorge, porque estban de super oferta), champiñones para la lasaña, queso gouda, cebollas, y todo esto lo pide Angy en inglés, toda una hazaña para ella, tanto que se dirige a mí con un “¡Prueba superada! J
Jorge prepara un revuelto riiiiiiquísimo para gastar huevos, ya que hay muchos y escasea el resto, y como llueve, decidimos que hoy no iremos a las cabras.
Felicito a Pelifresa por su cumple, y le envío la foto dedicada de la súper cuchara de Gouda.


Hoy nos viciamos con Sobrenatural, vemos como unos siete capítulos, y como al acabar son las 4.30h de la mañana, decidimos sacar a los perros, para así no tener que levantarnos mañana y… vaya, para nuestra sorpresa, esto es lo que encontramos:


lunes, 30 de julio de 2012

Día 13, primer día de descanso


Hoy empieza nuestro periodo de descanso, para reponer fuerzas y poder usarlas más adelante en explorar nuevos lugares y ciudades aquí, en Holanda. Por eso, quizá, no haremos mucho en los siguientes días.

Día 13 (Lunes 30 Julio)
Hoy, en el paseo, Angy y yo nos hemos encontrado con un perrito al que se han acercado los nuestros. No ha pasado nada, se han olisqueado y hemos hablado con su dueña un rato. La verdad es que se han portado muy bien.
Por la tarde, a las 19h, hemos ido a las cabras. Creemos que cada día hay una o dos más. Más que cabras parecen conejos.


Luego hemos ido al Albert Heijn, donde he conseguido la tarjeta de puntos con la que se hacen válidas las promociones que ponen por todos sus pasillos. No sirve para nada más, puedes pedirle al señor/señora que tengas detrás en la cola la suya, porque no acumula puntos. Solamente hace que las ofertas sean realmente ofertas. Resulta que sólo había que pedírsela a la cajera/cajero de tabacos, que se encuentra apartada al resto de cajeras/os, como en el C1000.
Jorge ha comprado un juego para la Wii para su padre, y quiso comprar un segundo, pero la cajera de tabacos se disculpó diciéndonos que tienen las cajas vacías expuestas pero, error suyo, no los juegos.
Hemos hecho una gran compra que he pagado yo, y he conseguido una caja para la bici, en la que hemos llevado, a duras penas unos, fácilmente otros, la compra a casa.
Ya en casa fotografiamos la gran compra, y entramos en casa, donde Jorge hace una deliciosa aunque un poco (sí, tengo que meterme siempre con él) salada.
Después de un par de capítulos de Sobrenatural, volvemos a la cama.

domingo, 29 de julio de 2012

Día 12. Wassenar-Utrecht-Gouda-Wassenaar


Ésta mañana decide Angy que ella saca a los perros, y yo aprovecho para ducharme.  A su vuelta desayunamos los tres, tiramos las lentejas de Gabi a la basura (poco más y se comunican con nosotros…), y ponemos rumbo a Utrecht.
¿Funcionará el cargador para la Tablet? Es lo primero que miramos, y sí, así es, pero como la Tablet es lista, no permite que se cargue mientras se está utilizando, porque gasta más de lo que consigue, así que, sintiéndolo mucho los tres, el cargador para coche nos va a servir de más bien poco.
Hace una temperatura de 33º, y por lo tanto, no olvido meter la crema en la mochila.
Llegamos a Utrecht sin problemas, resulta que viene muy bien indicado en los carteles de la autopista, aunque al entrar en la ciudad, la ruta que nos marca el GPS de la Tablet está en la realidad cortado por obras, así que nos toca improvisar.
Llegamos a 300m del destino final del gps, y aparco peeeeerfecto el coche. Paseamos por las calles de entrada a la zona centro de Utrecht y lo primero que vemos es un museo en 3D, muy raro, y gratis. Así que, aunque parezca una locura, decidimos entrar.
Paseamos por él, después de haber cogido la entrada, que nos la da un hombrecillo muy majo, y resulta ser de lo más raro. Tiene nada más entrar unas máquinas en las que puedes hacerte una foto, y la máquina, parece ser, te hace un cuadro a carboncillo. Digo parece ser, porque está todo en Holandés, y lo único que hay en inglés es una copia del folleto de entrada, pero incluso las indicaciones están en holandés. Vamos, que hacemos una de perdernos por el museo.

sábado, 28 de julio de 2012

Día 11, de paseo por los alrededores. Leiden.


Hoy amanecemos pronto, porque queremos ir a Leiden, a conocer, por fin, su mercadillo de los Sábados.
Desayunamos, paseamos a los perros, cerramos bien la casa, recordamos coger los candados de las bicis, y ponemos rumbo a Leiden. Ésta vez sí que sabremos llegar.
El trayecto que hacemos, en vez de ser por la gran carretera en obras de la otra vez, es por el camino de las cabras, que aunque más largo, es mucho más entretenido.
Pasamos por uno de los canales estancados cerca del parque de al lado de las cabras, y nos encontramos unos patos anidados en el centro del canal, y como nos parece curioso y gracioso, hacemos foto (aunque lamentablemente no me da tiempo a hacerla en el momento en el que estaban todos en el nido, si no en el que ya han sabido de nuestra existencia, y huyen porque creen que no saldrán lo suficientemente guapos):



viernes, 27 de julio de 2012

Décimo día por estos lares. Por fin solos :)


Hoy me levanto pronto, y bajo a por los perros. Brezo está en una reunión, así que todo lo hago sin hacer ruido.
Ella me lo agradece, y salgo con los perros. El paseo no es largo, hacen rápido lo que tienen que hacer, y como hay un buen día, pasamos por la puerta del salón. Me voy a la cocina y está Angy, preparando los desayunos. Baja Jorge y ninguno hablamos. Desayunamos callados, y para cuando hemos acabado, Brezo también, así que enseguida nos montamos en el coche, Brezo conduciendo y yo de copiloto, y vamos muy bien, no hay demasiado coche en la carretera, y no se eleva ningún puente levadizo en nuestro camino, aunque pregunto a Brezo y me dice que a ella sí que le ha pasado más de una y más de cinco ocasiones de camino a Leiden.
Llegamos por fin al aeropuerto de Ámsterdam. Se queda allí Brezo, y nosotros intentamos poner rumbo a Ámsterdam centro, para verlo, aunque sea desde el coche, pero nos es imposible y nos perdemos, y volvemos a casa, que viene en los carteles.
No tardamos en llegar más de lo esperado, así que la pérdida no fue tan grave, aunque en la autopista nos metimos por la salida anterior, así que conocimos un camino nuevo, que acaba en la rotonda anterior a la playa, entrando por la salida que nos faltaba por conocer (es una rotonda con tres salidas: Casa, la playa, y ésta nueva). Nos llega un mensaje de Brezo, ya está dentro, rumbo a España.
Queremos ir a la granja, pero no cogimos los botes de leche y yogur, así que pasamos por casa, y dejamos el coche: vamos en bici.

jueves, 26 de julio de 2012

Jueves, noveno día. Último con tía Brezo.


Hoy al despertarme he hecho un pacto con Angy: ella ponía una lavadora, yo sacaba a los perros, y al volver desayunábamos los tres.
Nada más llegar con los perros desayunamos, y al acabar, rumbo a Delft, pero ésta vez nos perdemos, porque teníamos que entrar una o dos salidas antes que ayer, ya que el Lidl está a las afueras, y no nos sonaba, lo que no es bueno.
 Por fin llegamos a 1,3km del centro, según la tablet, y nos decidimos, en una urbanización del estilo de la de Wassenaar, a dejar el coche, ya que en Delft cuesta unos 3€ la hora de parking.
Y aquí os dejo un pequeño resumen de nuestra primera visita de verdad a una ciudad:


Primer edificio que vemos cerca del coche que puede servirnos de referencia.

miércoles, 25 de julio de 2012

Día 8, de bicis y perros va la cosa.


Miércoles, lo que significa que tengo que ir a Marco’s, la tienda de bicis, para cambiarle los pedales.
Decidimos que vamos los tres, y que Jorge y Angy me seguirán con los perros, así matamos dos pajaros de un tiro. Llegamos a la tienda, y hablo con un dependiente, que me dice que meta la bici al taller, que es lo que hay detrás del mostrador, por una puerta que da a la calle. Eso le digo a Jorge, y metemos la bici. Angy se queda fuera con Pepa y Poco.
El señor del taller, un hombre mayor, me dice a todo que sí cuando le pregunto, cambia los pedales, cayéndosele dos veces la herramienta, y un vez el pedal cuando iba a dármelo, y al acabar me dice el precio en holandés. Claramente no lo entiendo, a parte de que no sé holandés, cambian los números, lo dicen más raro que los cientos y los miles en inglés, que en su día me pareció imposible de aprender, así que amablemente le pido al señor de detrás, también de la tienda según ponía en su camiseta, que si me puede repetir el precio. Me dice que cuesta 19,95€, sin posibilidad de “haber entendido mal”, así que les digo que me perdonen, pero que ayer uno de ellos, me dijo que no eran 9, si no 6. Me pregunta que quien, y cuando le estoy respondiendo que un hombre con el pelo blanco, aparece por la puerta del taller. Hablo con él, y miran los precios, resulta que la bici de Gabi tenía unos pedales que no eran los que corresponden con su bici, y como ayer vine sólo con el pedal, me dijo el precio de los pedales incorrectos, pero todo esto tengo que averiguarlo yo, porque ellos no me dicen nada. Me dicen que son 16,50€ sin ningún tipo de explicación, y Jorge decide pagarlo. Luego nos dicen que “ten iuros” son por el work, y en vez de pelearlo, cosa de la que luego me arrepiento, decido volver a casa, y ya ver que hacer cuando se lo cuente a Brezo.
Al llegar a casa me pongo a buscar cómo ir a Delft, para más inri, al Lidl de Delft, y tras investigarlo y descargar Jorge una aplicación para su Tablet que funciona sin internet, ponemos rumbo a esa bonita ciudad.
Llegamos sin problema, aparcamos enfrente del Lidl, y cogemos un carro. Compramos mil cosas, todas ellas para comer los próximos días. Al salir, después de cosa así como hora y cuarto por los pasillos del Lidl, nos dice la cajera que no admiten tarjetas. Estamos bueno, en el Albert igual, no admiten tarjetas, tienen que tener relieve… en fin. Paga Jorge en efectivo, nada más y nada menos que 38 euros de compra, y salimos al coche, donde descubrimos que hay bolsas donde poder llevar la compra. Perfecto. Cargamos el coche y ponemos rumbo a casa, porque no nos da tiempo a conocer la ciudad y devolver un vestido que regaló Gabi a Brezo y le queda grande. Volveremos mañana.
De comida, que ya es hora (17.30h) tenemos arroz con carne de kebab al curry, y al acabar, a eso de las 18h, llega Brezo. Nos dice que se va a la playa, porque hace un día maravilloso, y se coge la bici de Ali porque la suya está en el taller, y  no la tienen hasta mañana.
Nosotros nos quedamos en casa, aunque a mí me apetecía ir a la playa, pero me puede la pereza, y me quedo en casa, esperando a que vuelva Brezo para enseñarnos el segundo lugar al que llevar a los perros.
Llega Brezo, y salimos al coche con Pepa y Poco. Ésta vez conduce Angy. Brezo le dice que en el fondo ya conoce el sitio, así que no le da ninguna indicación más que “hacia la playa”. Eso hace Angy, con con nuestra ayuda, que para eso estamos, y aparca en el 1er parking, en el que me hizo aparcar Moni el primer día que cogí el coche. No suele haber coches, según nos dice Brezo, pero ésta vez sí que es así, y rezamos (no literalmente) porque sea gente que viene a la brasería de al lado, y no gente que le dé por soltar a sus perros en el bosque de al lado de la playa.
Sea como sea, no nos encontramos más que con un perro en todo el camino, y no podemos evitar que nos resulte curioso ver un bosque sobre arena de playa. Brezo nos indica dónde atar a los perros, dónde soltarlos, cuando cogerles de la correa para cruzar, y por dónde pasan caballos.
Después de todo, volvemos a casa, y Brezo vuelve al trabajo. Nosotros hacemos (bueno, Jorge hace) palomitas, y las acompañamos con queso, mientras vemos la que será nuestra serie: Sobrenatural.
Aquí nos despedimos, mañana continúo.

Goedenacht!

martes, 24 de julio de 2012

Día 7. Con hoy, una semana que estamos aquí.


Hoy es martes, el primero desde que estamos aquí, y nos han encomendado algo: tenemos que devolver la bici con sillita que se alquiló para Diego, antes de las 11, si no probablemente cobren un día extra a mis tíos.
Así pues, nos despertamos. Angy y Jorge pasean a los perros, y yo voy a la tienda de bicis a preguntar el precio de los pedales y a devolver la bici. Me embadurno en crema, ya que no quiero que me ocurra como ayer, y de camino a la tienda, noto que me pican los ojos.
Llego por el camino que lleva al veterinario, sin ningún problema de ubicación; a la tienda de bicis sí que sé llegar. Está el dueño (o quien creo el dueño) fuera, atendiendo a un cliente, y entro. Al fondo hay gente, pero debe de ser el taller, y como estoy en la tienda, no me hacen caso. Por fin acaba el dependiente y me atiende. Le llevo hasta la bici en la que he venido, la alquilada, y se la enseño, llorando casi, porque la alergia que parece haberme dado la crema no me deja en paz. Asiente y me pregunta que si quiero algo más. Claro que quiero algo más… quiero… “one like this, please, only de price”. Me dice que tienen que ser dos, porque los venden a pares, y le pregunto el precio: 6,95€ los dos pedales. Le doy las gracias, y le pregunto que si me la pueden arreglar ellos, ya que ayer, mientras intentábamos arreglarlo, descubrimos que tiene piezas para las que no tenemos herramientas. Me dice que sí, que por supuesto, pero que mejor mañana, así que quedo en volver, y me vuelvo andando a casa.
Desayunamos los tres, ya que antes salimos sin pegar bocado, y ponemos rumbo al mercadillo de Wassenaar. Es en un aparcamiento que hay muy cerca de casa, cuando acaba el camino por el que llevamos a los perros a pasear. Compramos zanahorias, cebolla, melón del redondo, a 1€, patatas, y pasamos, por último, por el puesto de los quesos, y compramos queso Edam. Bueno, baby Edam. Viene envuelto en papel rojo, y nos recuerda a los mini babybel, pero en gigante.
Volvemos a casa, a dejar todo, y Jorge se pone a hacer la comida. Hoy toca de menú un rico puré de zanahoria, patata y cebolla. Ellos apenas lo notan, pero yo decido no volver a usar esa crema. Está claro que esta llorera no es normal. Ni siquiera porque haya cebollas cortadas. Me lavo la cara y atiendo a Angy, que necesita un favor. Resulta que se le ha abierto una herida que creía curada, igual que yo, no trajo su pomada, y alguien tiene que ir a por “something like this” a la apotheek. Ese alguien resulto ser yo, así que cojo a Aldo, la bici de Ali, y pongo rumbo. Está al lado de Hema, así que no tardo en encontrarla. Hay cola para entrar: dos señoras están atendidas, y la tercera acaba de serlo ahora. Hay una pareja mayor en la cola, y luego estoy yo. Espero, lejos de la puerta, ya que cuando detecta movimiento pita, y es un fastidio.
Sigue entrando gente en la farmacia, una mujer con su hijo, de unos 5 años, que coge un número, como en la pescadería. Yo no lo he hecho, así que voy a por él, aunque me toque, por poco lista, detrás de ésta última. También una pareja mayor, ella intenta coger el ticket, pero no quedan, así que se limita a esperar.
La madre señala mi pantalón bañador de Bob Esponja al hijo, y dicen algo en holandés, supongo que serán dibus que el niño ve. La atienden y poco después a mí. No tienen la pomada que necesitamos, pero tienen una parecida, y esa es la que cojo. Pensé que costaría unos 20 euros, pero me sorprende saber que solo son 7€. Pago, lo recojo, y pongo rumbo a casa.
Es hora de comer ese rico puré, y después de comprobar que ha quedado delicioso, vamos Angy y yo en busca del Albert Heijn, que tiene que haber uno por Wassenaar, según el mapa.
Lo encontramos, paseamos por él, y entre unas y otras cosas, quién sabe cuales, acabamos con 12 € de compra en las alforjas.
Volvemos a casa, y yo edito con el mac de Angy el vídeo de los saltos en la casa de los gatos. Queda gracioso, así que aquí lo adjunto, y aunque son 6 minutos, mola verme con voz de pitufo quejándome porque mi prima pequeña me ha pillado al pilla pilla de aquí: Dead Woman.
Se pasan las horas mientras edito, y Angy decide que vamos a cenar sandwichs de queso. Los hace ella.
Me subo a la habitación de juegos, y edito después de cenar, mientras Angy y Jorge juegan en la wii a Star Wars de lego.
Brezo está abajo trabajando, y le ofrecemos puré para cenar, ya que ha sobrado un montón.
Mañana será otro día…

Goedenacht!

lunes, 23 de julio de 2012

Siete menos en casa, ya sólo quedamos cuatro. España, allá van.


Hoy amanecemos pronto. Bueno, relativamente. Enseguida me visto, aunque Jorge y Angy no lo hagan, porque me llegan noticias de que Inma y Pablo quieren llevar a Diego a la playa, y yo no me lo puedo perder.
Cogemos las bicis, y allá vamos. Jaco, Ali, Pablo, Diego, Inma y yo en marcha. Me llevo la chaqueta, aunque es prescindible, y la usamos en la playa para dejar las cosas encima, ya que somos muy listos y no llevamos toalla.
Fuera zapatillas, fuera calcetines, me remango los pantalones, y a pasear por la orilla. Vamos Inma y yo delante, hay que tener cuidado con que a Diego no se le caiga el sombrero, a ver si se va a quemar.
Hacemos fotos, no vaya a ser que la gente se piense que en Holanda no puede hacer un buen día:


Están todos los de aquí, que si estuviesen en España serían los conocidos “guiris”, rojos como tomates, ninguno está ya blanquito, sólo Diego y yo.
Paseamos un ratín, el agua está más fría que en Asturias según Inma y yo, más calentita según Pablo.

domingo, 22 de julio de 2012

Domingo repetitivo, mañana y tarde la misma historia.


Amanecemos en nuestro 5º día, más dormidos que otras veces (empieza a notarse el cansancio), desayunamos, y los peques se van con Brezo a misa. Nosotros seguimos medio sopa, pero esperamos (o al menos yo), a su vuelta, poder ir a la playa, pero tío Gabi, que está de vacaciones, acaba de levantarse, más bien tirando a dormido, y prefiere no coger la bici, así que deciden irse los mayores con Diego a conocer Utrecht, y nos quedamos nosotros tres con los niños.
Deciden hacer huelga, y es que “ya no saben qué enseñarnos”, así que yo, a lo “mi padre”, decido que no he venido a Holanda a estar enchufada a la Wii, el ordenador, el móvil o la nintendo, así que me declaro jefa superior, y obligo a “too quisqui” a movilizarse a la playa. Recibo quejas de Moni y Jaco, la una escuchando música en el ordenador y el otro jugando a los Rabids en la Wii, pero las omito y cogemos todos las bicis. Sólo he ido a la playa en coche y quiero conocer el precioso camino que hay hasta allí en bici, incluyendo la famosa cuesta.

sábado, 21 de julio de 2012

Día 4, cumple de Brezo


Amanecemos Angy y yo y bajamos a desayunar. Nos enteramos de que los tíos y los primos se van a pasar el día en barco por los canales, y como cuesta cada barquito 70€, es de 4 personas, y somos 11, han cogido dos y se van ellos. Éste es, por así decirlo, nuestro primer día solos en Holanda.
Angy decide que es el momento perfecto para estrenar sus nike nuevas, lo malo es que los cordones hacen un dibujo feo, y me pide por favor que se los coloque. Así o hago y salgo con los perros, Jorge y Angy ya me alcanzarán.
Así es, y tras los oportunos pises y cacas volvemos a casa, cogemos las bicis, y ponemos rumbo, algo más tarde de lo esperado, a Leiden, en busca del mercadillo de los sábados.
El paseo es liso, por terreno asfaltado, rojo, por el que solo pasan bicis y ciclomotores, y en ocasiones, algún que otro peatón. A los 20 minutos pedaleando, cuando creemos que ya nos merecemos un descanso, entramos a la izquierda a un parking de bicis, que tiene al fondo un museo, pero no sabemos de qué, porque no llegamos hasta él. Aparcamos la bici, en plan guay, sin más que dejarlas en medio de ese parking de bicis, y cuando quiero hacer la foto de “la españolada”, me dice la cámara que “nanai”, que “out of memory” . Recuerdo que por la mañana pasé las fotos al ordenador, para poder añadirlas al blog, y le pido a Angy que la haga con su cámara de vídeo.
Al continuar nuestro paseo, seguimos los carteles que dicen “Leiden”, el sitio al que se supone que vamos, pero como no lo hemos buscado en ningún sitio, no encontramos ningún “Leiden Market” típico de los sábados. Lo que sí que encontramos es un puesto de pescado frito enfrente de un centro comercial en el que hay un C1000, el “como un chino pero caro”, y entramos a cotillear. En la entrada del C1000 hay una máquina de refrescos, y como para lo que queremos entrar al C1000, es para hidratarnos, Angy pulsa el botón, para probar suerte. Resulta que las bebidas frías de la máquina cuestan 75 céntimos, así que no pensamos que nos merezca la pena ahorrarnos 20 céntimos si la de dentro del super estará caliente, así que se coge su coca cola y damos la vuelta por el centro comercial.
Sin quererlo ni tenerlo, siguiendo los pasillos del CC, “entramos” en un todo a 100, y no era otra cosa que los típicos estantes que se colocan fuera de la tienda para que te hagas una idea de lo que habrá dentro, solo que en ésta ocasión, sin entrar en  la tienda, ya pasamos por varios “pasillos”.
Salimos del centro comercial, sin esperanzas ya de encontrar el Leiden Market, y cuando llegado el momento, no vemos más que casas y casas y casas, y algún que otro colegio, sin mapa ni internet para ver dónde estamos y a dónde vamos, decidimos seguir las indicaciones de “Wassenaar”, y volver a casa.
La vuelta es algo más rápida, pues decidimos hacerla casi seguida, para llegar y descansar lo más pronto posible, llegamos a casa por fin, comemos (yo espaguetis con pesto, nata y parmesano, sobras que había por la nevera), y nos acercamos al C1000, también conocido como “el chino caro”, y cotilleamos todos los pasillos habidos y por haber. Compramos chucherías varias, y llama Ali. Necesita las bicis para ir a los gatos, y quiere saber cuánto tardaremos en llegar.
Como no nos queda mucho por mirar, le digo que no tardaremos mucho, pero que de parecerle así, que vengan al C1000 y me llamen, para salir y descandarlas, y cambiar las bicis, pero no hace falta. Nos da tiempo a llegar a casa, así que les dejamos las bicis y van Pablo, Inma, Ali, Diego y Brezo a la casa de los gatos.
Nosotros tres paseamos a los perros, y tras un rato de descanso de hacer cosas, y el resto de la tropa ya en casa, nos sorprende Gabi con unas salchichas alemanas con puré de patatas, y lo tomamos en el salón, viendo los dibujos en holandés de los niños. Antes de acostarnos le pregunto a Brezo por los planes de mañana, y me dice que si hace buen día, iremos todos a la playa.
Ésta vez Gabi duerme con Jaco en el salón, así que tampoco podemos quedarnos hasta muy tarde por la zona. Ali y Moni dormirán con su madre arriba, y el resto como siempre.

Goedenacht!

viernes, 20 de julio de 2012

Tercer día, cumple de tía Inma



Tercer día, y amanecemos cansados, como todos los días. Ali y Moni destrozadas por haber tenido que compartir cama con sus padres, y los tíos (menos Brezo, que ya no estaba porque se había ido a trabajar), nos dicen que se van a “La Haya” a conocerlo. Nos dejan las bicis, entre ellas una alquilada para que tío Pablo pueda llevar a Diego atado delante, y ellos se van en coche. Desayunamos, y vamos con los primos al pueblo. Nos enseñan el molino, que está en obras, y no entramos por ello y por aquello de la celiaquía (dudo que se escriba así) de Jaco, pero podemos hacerle su merecida foto, ya que el día anterior lo habíamos visto, pero desde el coche, así que no pudimos más que grabarlo. Me pareció muy bonito, merecedor de una foto en condiciones.


jueves, 19 de julio de 2012

2º día, y llegada de la sorpresa



Aquí en Wassenaar, y supongo que en Holanda entera, ya es “por la mañana” a las 5am, así que un poco más tarde que “por la mañana”, bajamos a desayunar. Colacao, plato repleto de tostadas, zumo en el exprimidor (un poco perjudicado el pobre, va a hay que cambiarlo ya), hambre, y un rato después, barrigas llenas.
Gabi y Ali nos invitan a pasar al coche, quieren enseñarnos el pueblo y nosotros, que aun no hemos salido de casa más que para pasear a los perros, aceptamos encantados.
Llegamos al centro del pueblo, a la calle principal, y nos enseñan el “intertoys”, la tienda de juguetes a la que han ido Mónica y Jacobo a comprar algo para tía Inma y su madre, Brezo, que son sus cumples mañana y pasado. Seguimos caminando sin vera los dos peques, y pasamos por una tienda que es una mezcla entre el Ikea y el Primark, pero llamado Hema. Ahí ojeamos la zona de exprimidores, peeero, solo tienen licuadora, así que no sirve. Al salir, vemos que venden bicis holandesas por unos 270€, y mientras Gabi nos deja para buscar un exprimidor, Ali nos enseña el resto del pueblo. Nos señala el Luciano, una tienda de helados ricos ricos, y muy baratos. Pasamos cerca de la tienda de animales, y huímos de la cámara de vigilancia que pone multas a los que pasean en bici por las calles y zonas que no son “uitgezonderd” (“excepto”, aunque en un principio pensé que sería “autorizado”) bicis, y nos encontramos con Gabi, que nos reagrupa y nos lleva de vuelta al coche, rumbo a la granja.

miércoles, 18 de julio de 2012

Día 1. Reconocimiento de la zona


Al coger el coche, Gabi nos llevará hasta casa, en Wassenaar. Lo primero en que me fijo, es que los carteles son liosos, porque no entendemos ni papa. También vemos desde la autopista los aviones despegar, e incluso que pasan por encima de nosotros, ya que hay un túnel especial para coches que atraviesa el aeropuerto. Y todo lleno de canales. De algo si que me doy cuenta: gratis se escribe igual que en español, aaaaunque, se dice “jratis” jaja. Por la carretera, Gabi nos va avisando de los peligros de Holanda. Por la autopista se puede ir a un máximo de 100km/h, y la gente lo respeta. Hay puentes levadizos, y de repente se ponen en rojo los semáforos y se ve cómo se divide en dos la carretera, ésta sube, pasa un barco, y vuelve a bajar. Por desgracia no pudo demostrárnoslo porque tuvimos todos en los semáforos en verde/ámbar.
El pueblo en el que estaremos nosotros es un pueblo muy tranquilo, tanto que, si te ven por la calle haciendo ruido a lo “español”, te miran mal y si tienen un mal día te regañan. Hay que andarse con ojo, y ya nos ha dicho Gabi que, si lo que queremos es marcha, vayamos un día a “La haya” (también conocido como “Den Haag”) o a Ámsterdam. Pero que entrenemos antes con la bici por los alrededores, porque son unos cuántos kilómetros, y estaría bien el ir en coche si aparcarlo no te costase 4€ la hora, ni la gasolina estuviera tan cara.
Muchos canales, árboles, campos que meses atrás estarían plagadísimos de tulipanes y flores, ovejas, vacas, caballos, coches con matrícula amarilla, personas largas y delgadas, y bicis y bicis y bicis después, llegamos a casa, no sin antes saber que los taxi y los servicios de transporte en este país, se distinguen del resto de vehículos porque llevan la matrícula azul.
Al llegar nos reciben Jacobo, Mónica y Alicia, Gabi nos ofrece algoloquequeramos de comer, y comienzan a enseñarnos la casa. Las maletas las dejamos en la entrada porque será tía Brezo la que nos distribuya por las habitaciones.
Empezamos por la cocina, con su pequeña despensa española, que la llenamos con nuestros 5kg de arroz SOS, 3 kg de harina de fuerza, 2 paquetes de Tosta Rica y otros tantos de Marbú Dorada, 4 cajas de galletas de Jacobo, 3 paquetes de pan bimbo sin gluten, y… chan chan chan chaaaaaan! 6 kilazos de cola cao! Así no podrán decirnos que no cojamos, jaja.

Aeropuerto y llegada



¿Os lo podéis creer? Con lo que yo soy, con la madre que tengo, y hasta la noche antes del viaje, no se le ocurre a mi querida Angy imprimir los billetes. Billetes en los que no viene la terminal en la que se coge el avión a Ámsterdam.
Una vez impresos, y con las maletas ya hechas y recubiertas de papel film, nos damos cuenta de que hemos olvidado meter el neceser, y llevamos líquidos que no pueden ir en la maleta de mano (maleta que pesa 2kg más de los permitidos, y que ocupa más que la maleta en la que van los 22kg de comida española para los holandeses). Total, que todo el papel film a la porra, y con todo ya hecho, nos vamos a la camita tras cenar unos fantásticos sándwichs de jamón y queso, acompañados de rodajitas de espetec y de queso semicurado.

Enlace para situarse



Es solo una prueba, pero a ver si desde este enlace podéis ver los lugares que menciono en el blog (pronto seguiré con él), y así conocéis lo que nosotros hemos estado y estaremos conociendo aun durante tres semanas.


Vacaciones holandesas, mapa del lugar


La pelirroja holandesa