miércoles, 18 de julio de 2012

Día 1. Reconocimiento de la zona


Al coger el coche, Gabi nos llevará hasta casa, en Wassenaar. Lo primero en que me fijo, es que los carteles son liosos, porque no entendemos ni papa. También vemos desde la autopista los aviones despegar, e incluso que pasan por encima de nosotros, ya que hay un túnel especial para coches que atraviesa el aeropuerto. Y todo lleno de canales. De algo si que me doy cuenta: gratis se escribe igual que en español, aaaaunque, se dice “jratis” jaja. Por la carretera, Gabi nos va avisando de los peligros de Holanda. Por la autopista se puede ir a un máximo de 100km/h, y la gente lo respeta. Hay puentes levadizos, y de repente se ponen en rojo los semáforos y se ve cómo se divide en dos la carretera, ésta sube, pasa un barco, y vuelve a bajar. Por desgracia no pudo demostrárnoslo porque tuvimos todos en los semáforos en verde/ámbar.
El pueblo en el que estaremos nosotros es un pueblo muy tranquilo, tanto que, si te ven por la calle haciendo ruido a lo “español”, te miran mal y si tienen un mal día te regañan. Hay que andarse con ojo, y ya nos ha dicho Gabi que, si lo que queremos es marcha, vayamos un día a “La haya” (también conocido como “Den Haag”) o a Ámsterdam. Pero que entrenemos antes con la bici por los alrededores, porque son unos cuántos kilómetros, y estaría bien el ir en coche si aparcarlo no te costase 4€ la hora, ni la gasolina estuviera tan cara.
Muchos canales, árboles, campos que meses atrás estarían plagadísimos de tulipanes y flores, ovejas, vacas, caballos, coches con matrícula amarilla, personas largas y delgadas, y bicis y bicis y bicis después, llegamos a casa, no sin antes saber que los taxi y los servicios de transporte en este país, se distinguen del resto de vehículos porque llevan la matrícula azul.
Al llegar nos reciben Jacobo, Mónica y Alicia, Gabi nos ofrece algoloquequeramos de comer, y comienzan a enseñarnos la casa. Las maletas las dejamos en la entrada porque será tía Brezo la que nos distribuya por las habitaciones.
Empezamos por la cocina, con su pequeña despensa española, que la llenamos con nuestros 5kg de arroz SOS, 3 kg de harina de fuerza, 2 paquetes de Tosta Rica y otros tantos de Marbú Dorada, 4 cajas de galletas de Jacobo, 3 paquetes de pan bimbo sin gluten, y… chan chan chan chaaaaaan! 6 kilazos de cola cao! Así no podrán decirnos que no cojamos, jaja.





Después el salón con la mesa de cristal gigante, las sillas sonoras de la terraza, sofás, y tele. Gabi lo deja en manos de los niños, y ordena la cocina. Toca la zona de arriba. Subimos las escaleras, cuidadoconnomatarsequesonescalerasholandesas,


 y nos encontramos con la habitación de juegos. En casa de los Martínez Llansó no podía faltar, y Jaco nos enseña lo bien que sigue funcionando su Wii. 


Siguente habitación, el cuarto de baño de las niñas.


El mando que parece la cadena, es la luz, y el interruptor que parece la luz, es un ventilador con 3 velocidades y un temporizador. Siguiente, habitación de Ali.


Hay muchos animales en las paredes, y recuerdo al verlo que guardé posters al recoger mi habitación días atrás, y que podía haberlos traído. También hay una señorita llamada Piruleta, el jerbo de Ali, que nos lo presenta y nos cuenta lo fácil que será cuidar de ella, ya que solo hay que vigilar que el cacillo de comida esté lleno y que no le falte agua, aunque beba muy muy poco.
Siguiente habitación, nos encontramos en territorio de princesas.


Todo rosa, y Moni nos enseña su puerta, con flores, corazones, una mini Moni granjera, y un sobre, igual que el de las habitaciones de sus hermanos, para mandarse notitas (aun recuerdo a mís hermanas, que me las pasaban por detrás de la puerta… “Bárbara, ¿bajas a desayunar?” “¿Me dejas la game boy?” aaaaaiiiiiisssssss).


Hago hueco a Emmanuel entre los corazones de mi prima pequeña, y seguimos con la investigación habitacional. Subimos otro tramo más de escaleras, y nos encontramos con la barandilla final. Baño al fondo, habitación de Jaco a la izquierda, con super colcha de Cars, y a la izquierda pero más al fondo, la habitación de los tíos. Ha subido Pocoyó también a enseñárnosla, y nos cuentan como, un día que dormían todos arriba, como España ganó a Holanda, llego a el cristal un huevo que dio un susto a todos.
Bajamos, y cuando llega Brezo, nos hace un repaso. Angy y yo dormiremos en la habitación de princesa de Moni, ésta y Ali dormirán en la de ésta segunda, y Jorge con Jaco, que dormirá en su habitación, pero en una cama plegable.
Nos aprendemos el orden de los platos, cubiertos, vasos, y pocomás, y dejamos el programa de la lavadora para mañana. Ahora toca sacar a pasear a los perros.
Pocoyó correa negra. Pepa correa de leopardo. No hay que olvidarse de coger bolsas para cacas, del segundo cajón, y sobre todo, no olvidar las llaves, aunque es verdad que hay una de repuesto escondida en… eh! Si lo digo y venís, sabríais entrar! Hmmm… pues eso, que siempre está “la llaaaave de emergeeeenciaaa”, que siempre hay que devolver a su sitio, porque ningún vecino tiene copia (así son los holandeses), y el dueño de la casa está en Hawaii, así que, chicos… Cuidadín!
Proseguimos, salimos de casa, vemos las hortensias de Brezo, caídas por la lluvia, nos lamentamos (un poco), y comenzamos la aventura. Vemos con nuestros propios ojos, como se comunican la puerta delantera con la de atrás, y vemos que enfrente de donde dejamos el coche, hay un parque. Normalmente hay niños, pero como es tarde (las 19.30h de la tarde), y ha llovido, no hay más que una chaqueta abandonada en el suelo. Brezo y Ali nos llevan por “callejuelas” (abiertas a la naturaleza) y hacen que mi cerebro no sepa bien donde estamos, y nos enseñan jardines, canales sucios



(pero preciosos, con algas verdes, en los que se han caído Pocoyó y el primo de los primos, Javier), y árboles, muchos árboles. Casi tantos como bicis, aunque no fueran las horas.
Paseo no muy largo, pero completo. Los perros no pueden quejarse.

Nada más llegar a casa, cenamos. Había 20000 tuppers (quizá exagere), y yo elegí espaguetis con pesto, nata, y parmesano. Angy optó por espaguetis con tomate y pollo, y Jorge tomó ensaladilla rusa.
Al terminar de cenar marchamos a la cama. El día de hoy, aunque ahora no nos lo parece, ha sido muy duro, y hay que descansar, que mañana toca jornada de aventuras holandesas.


¡Goedenacht! ¡Buenas noches!

No sin antes añadir la segunda parte de este maravilloso primer día por Holanda, en vídeo, a manos de nuestra reportera particular, y compañera de viaje: AngyK79!


Vídeo "In Holland (1st day) 2/2"


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