martes, 24 de julio de 2012

Día 7. Con hoy, una semana que estamos aquí.


Hoy es martes, el primero desde que estamos aquí, y nos han encomendado algo: tenemos que devolver la bici con sillita que se alquiló para Diego, antes de las 11, si no probablemente cobren un día extra a mis tíos.
Así pues, nos despertamos. Angy y Jorge pasean a los perros, y yo voy a la tienda de bicis a preguntar el precio de los pedales y a devolver la bici. Me embadurno en crema, ya que no quiero que me ocurra como ayer, y de camino a la tienda, noto que me pican los ojos.
Llego por el camino que lleva al veterinario, sin ningún problema de ubicación; a la tienda de bicis sí que sé llegar. Está el dueño (o quien creo el dueño) fuera, atendiendo a un cliente, y entro. Al fondo hay gente, pero debe de ser el taller, y como estoy en la tienda, no me hacen caso. Por fin acaba el dependiente y me atiende. Le llevo hasta la bici en la que he venido, la alquilada, y se la enseño, llorando casi, porque la alergia que parece haberme dado la crema no me deja en paz. Asiente y me pregunta que si quiero algo más. Claro que quiero algo más… quiero… “one like this, please, only de price”. Me dice que tienen que ser dos, porque los venden a pares, y le pregunto el precio: 6,95€ los dos pedales. Le doy las gracias, y le pregunto que si me la pueden arreglar ellos, ya que ayer, mientras intentábamos arreglarlo, descubrimos que tiene piezas para las que no tenemos herramientas. Me dice que sí, que por supuesto, pero que mejor mañana, así que quedo en volver, y me vuelvo andando a casa.
Desayunamos los tres, ya que antes salimos sin pegar bocado, y ponemos rumbo al mercadillo de Wassenaar. Es en un aparcamiento que hay muy cerca de casa, cuando acaba el camino por el que llevamos a los perros a pasear. Compramos zanahorias, cebolla, melón del redondo, a 1€, patatas, y pasamos, por último, por el puesto de los quesos, y compramos queso Edam. Bueno, baby Edam. Viene envuelto en papel rojo, y nos recuerda a los mini babybel, pero en gigante.
Volvemos a casa, a dejar todo, y Jorge se pone a hacer la comida. Hoy toca de menú un rico puré de zanahoria, patata y cebolla. Ellos apenas lo notan, pero yo decido no volver a usar esa crema. Está claro que esta llorera no es normal. Ni siquiera porque haya cebollas cortadas. Me lavo la cara y atiendo a Angy, que necesita un favor. Resulta que se le ha abierto una herida que creía curada, igual que yo, no trajo su pomada, y alguien tiene que ir a por “something like this” a la apotheek. Ese alguien resulto ser yo, así que cojo a Aldo, la bici de Ali, y pongo rumbo. Está al lado de Hema, así que no tardo en encontrarla. Hay cola para entrar: dos señoras están atendidas, y la tercera acaba de serlo ahora. Hay una pareja mayor en la cola, y luego estoy yo. Espero, lejos de la puerta, ya que cuando detecta movimiento pita, y es un fastidio.
Sigue entrando gente en la farmacia, una mujer con su hijo, de unos 5 años, que coge un número, como en la pescadería. Yo no lo he hecho, así que voy a por él, aunque me toque, por poco lista, detrás de ésta última. También una pareja mayor, ella intenta coger el ticket, pero no quedan, así que se limita a esperar.
La madre señala mi pantalón bañador de Bob Esponja al hijo, y dicen algo en holandés, supongo que serán dibus que el niño ve. La atienden y poco después a mí. No tienen la pomada que necesitamos, pero tienen una parecida, y esa es la que cojo. Pensé que costaría unos 20 euros, pero me sorprende saber que solo son 7€. Pago, lo recojo, y pongo rumbo a casa.
Es hora de comer ese rico puré, y después de comprobar que ha quedado delicioso, vamos Angy y yo en busca del Albert Heijn, que tiene que haber uno por Wassenaar, según el mapa.
Lo encontramos, paseamos por él, y entre unas y otras cosas, quién sabe cuales, acabamos con 12 € de compra en las alforjas.
Volvemos a casa, y yo edito con el mac de Angy el vídeo de los saltos en la casa de los gatos. Queda gracioso, así que aquí lo adjunto, y aunque son 6 minutos, mola verme con voz de pitufo quejándome porque mi prima pequeña me ha pillado al pilla pilla de aquí: Dead Woman.
Se pasan las horas mientras edito, y Angy decide que vamos a cenar sandwichs de queso. Los hace ella.
Me subo a la habitación de juegos, y edito después de cenar, mientras Angy y Jorge juegan en la wii a Star Wars de lego.
Brezo está abajo trabajando, y le ofrecemos puré para cenar, ya que ha sobrado un montón.
Mañana será otro día…

Goedenacht!