miércoles, 18 de julio de 2012

Aeropuerto y llegada



¿Os lo podéis creer? Con lo que yo soy, con la madre que tengo, y hasta la noche antes del viaje, no se le ocurre a mi querida Angy imprimir los billetes. Billetes en los que no viene la terminal en la que se coge el avión a Ámsterdam.
Una vez impresos, y con las maletas ya hechas y recubiertas de papel film, nos damos cuenta de que hemos olvidado meter el neceser, y llevamos líquidos que no pueden ir en la maleta de mano (maleta que pesa 2kg más de los permitidos, y que ocupa más que la maleta en la que van los 22kg de comida española para los holandeses). Total, que todo el papel film a la porra, y con todo ya hecho, nos vamos a la camita tras cenar unos fantásticos sándwichs de jamón y queso, acompañados de rodajitas de espetec y de queso semicurado.

Ya en la cama, Angy sigue arreglando cosillas, y yo me quedo medio frita. Necesita mi ayuda, y lo más zombie que puedo le ayudo, se me quita el sueño, y con los ojos como platos unas dos horas.
Al despertar me duele todo, he dormido demasiado tensa, y a las 10am nos duchamos, desayunamos, y a las 11.30 en marcha, hacia el aeropuerto. Llegamos perfecto, cogemos carrito, y con todas nuestras maletas (dos maletas de 22kg, dos maletas de mano de casi 12 kg cada una, dos bandoleras para los ordenadores, y dos riñoneras en las que llevábamos la documentación.) y buscamos a Jorge, que había llegado dos horas antes por tener padres parecidos a una madre que yo me sé.
Nos acercamos a facturación, e intentamos facturar los tres a la vez, peeeeeeeeeeeeero, a Ángela y a mí nos echan para atrás, porque no podemos facturar una maleta que hemos forrado nosotras mismas, y como llevamos comida y las cosas más bien inestables, nos acercamos al puesto en el que te forran la maleta de verde y te la aseguran, de forma que si te la pierden te devuelven hasta 3000€, tal y como hizo Jorge con la suya mientras nos encontrábamos.

Una vez envueltas por un hombrecillo que parecía profesional, y en 3 minutos las dos maletas, no en tres horas como nosotras, volvemos al mostrador de facturación, solo que ésta vez nos toca hacer "cola", y esperar unos 5 minutos (sé de gente que por comprar el billete y no imprimirlo, les toca hacer colas de hooooras y hooooras, jejeje), hasta que llegamos a la misma chica, y pesamos las maletas. Cruzamos Angy y yo los dedos,ya que pesándola con nosotras en casa de Angy, una pesaba 20 y otra 22kg, peeeeero sirvió, porque   entre las dos pesaron 42.5kg, y envueltas de verde, se fueron hasta el avión, mientras nosotras nos encontrábamos de nuevo con Jorge y sus padres, y nos despedíamos poco después de ellos para iniciar nuestra aventura por el aeropuerto.
Pasamos el control, sacamos los portátiles, y en el caso de Jorge la tablet, y cada uno de ellos, maleta de mano y bolso en un cajoncito, y a pasarlo por la cinta.
Paso yo por el detector, y pito. "¿Qué edad tienes?" me pregunta la policia. "21... digoo... 20", le contesto. "¿Puedo?" y me dejo cachear. Resulta que olvidé quitarme los anillos, o bien los dni, que los tenía en el bolsillo del pantalón, y pité. Pero nada, me dio las gracias y ningún problema. Nos apartamos hacia un lado mientras nos reorganizamos, y vamos andando hasta la puerta de embarque "72E", como nos dijo la de facturación. Resulta ser un recorrido grande, hermoso. Unos diez minutos caminando después, y mirando todas las pantallas por si nos habían cambiado el lugar de despegue, como ya iba yo avisada de que podía pasar, llegamos a la puerta en cuestión, y nos sentamos enfrente. Angy pone a cargar su móvil en un puesto raro de samsung mientras intenta activarse el roaming llamando a Orange, y yo intento guardar a Emmanuel en la maleta de mano, aunque al final decidimos llevarle con nosotros, en el avión, casi como un pasajero más. Colocamos estratégicamente la chaqueta por el asa de la maleta, y así, con un poco de suerte, no repararán en que, quizá, es demasiado grande. Nos invitan a pasar, y no, no nos pesan ni miden las maletas. Tarda en devolvernos los billetes porque tiene que apuntar las plazas, pero entramos sin problemas. Somos los 22A, 22C, y 21A.
El rato del viaje nos sabe a poco, y cuando llegamos nos parece, a los tres, que acabamos de despegar. Eso sí, nos da tiempo a escuchar música, a jugar a la DS (aquí la friki), a pedirnos un bocadillo, un sandwich mixto, un sandwich vegetal, dos cocacolas, un zumo y, segundos antes de aterrizar, un chocolate caliente que tenemos que tomarnos entre los tres porque ya había que tirar los desechos y levantar las bandejas, y un donut. ¿Cosas que decir? Los espacios entre butacas, comparando ryanair/easyjet con Aireuropa, son enoooooooooooormes, me pude estirar como quise, y tenía la funda del ordenador colocada debajo del asiento de delante, en el que se sentaba Jorge, así que imaginen, imaginen.
Al llegar dejamos salir a los viajeros "cagaprisas", y cogimos tranquilamente las maletas de mano de encima de nuestras cabezas, salimos tranquilamente, y "directos" a donde las maletas, ya que nos hacen recorrernos, otra vez, todo el aeropuerto, aunque ésta vez los carteles estaban en inglés/holandés, y eso hace todo mucho más divertido.
Al llegar a donde las maletas, aun sin salir del avión, y por lo tanto la correa que las acerca parada, cogemos dos carritos, un para las maletas de mano, las bandoleras de los ordenadores y los bolsos portadocumentación, y otra para las maletas facturadas.
Poco antes de empezar a dar vueltas las maletas, apareció el tío Gaby, como un loco (jejeje) dando golpecitos a la puerta (de cristal), tras la que descansaban los que venían a recoger a los viajeros, no como en España, que las paredes te impiden ver quién, o cuántos quienes hay al otro lado, y, como yo al volver de Londres, no te esperas que tras la puerta estén esperando un montón de personas.
Llegan nuestras maletas: 1º la especial española, con la comida para los tíos y primos, 22kg de productos españoles, en 2º lugar la maleta de Jorge, muy cómoda de llevar, y por último, en 3er lugar, el monstrenco de Angy. Ponemos todas en el segundo carrito, y nos vamos hacia la salida, al otro lado de la puerta transparente.
Nos paramos un rato a intentar averiguar los productos que se tienen o no que declarar, y de alimentos solo ponía que la carne, así que, como solo traíamos galletas y como mucho aceite, pasamos por el lado verde, por el "nada que declarar", y al salir, nos encontrams a Gabi, aunque se quedó mirando a los que salían antes que nosotros y tuvimos que llamar su atención con diversos aspavientos.
Fuimos hasta el parking, en el más alto de los pisos (creo que eran 3 pisos, así que no mucho), en un ascensor que tenía como parada automática el piso B, asi que subimos y bajamos hasta que fuimos nosotros los que pulsamos el botón, y al finaaaaaaaaaaaaaal del aparcamiento, estaba el polo con matrícula holandesa (detrás de un cochazo con placas solares en el techo del que aun ahora no sabemos la marca), y en él metimos las maletas. Rumbo a Wassenaar :)


Mientras esperáis, podéis echar un ojo a este vídeo, en el que podréis ver nuestra aventura en imágenes, grabado y editado por la genial, la fantástica, la sensacional... vale, vale, ya paro... ¡AngyK79!


Vídeo "In Holland (1st day) 1/2"


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