Hoy
amanecemos pronto. Bueno, relativamente. Enseguida me visto, aunque Jorge y
Angy no lo hagan, porque me llegan noticias de que Inma y Pablo quieren llevar
a Diego a la playa, y yo no me lo puedo perder.
Cogemos
las bicis, y allá vamos. Jaco, Ali, Pablo, Diego, Inma y yo en marcha. Me llevo
la chaqueta, aunque es prescindible, y la usamos en la playa para dejar las
cosas encima, ya que somos muy listos y no llevamos toalla.
Fuera
zapatillas, fuera calcetines, me remango los pantalones, y a pasear por la
orilla. Vamos Inma y yo delante, hay que tener cuidado con que a Diego no se le
caiga el sombrero, a ver si se va a quemar.
Hacemos
fotos, no vaya a ser que la gente se piense que en Holanda no puede hacer un
buen día:
Están
todos los de aquí, que si estuviesen en España serían los conocidos “guiris”,
rojos como tomates, ninguno está ya blanquito, sólo Diego y yo.
Paseamos
un ratín, el agua está más fría que en Asturias según Inma y yo, más calentita
según Pablo.