viernes, 27 de julio de 2012

Décimo día por estos lares. Por fin solos :)


Hoy me levanto pronto, y bajo a por los perros. Brezo está en una reunión, así que todo lo hago sin hacer ruido.
Ella me lo agradece, y salgo con los perros. El paseo no es largo, hacen rápido lo que tienen que hacer, y como hay un buen día, pasamos por la puerta del salón. Me voy a la cocina y está Angy, preparando los desayunos. Baja Jorge y ninguno hablamos. Desayunamos callados, y para cuando hemos acabado, Brezo también, así que enseguida nos montamos en el coche, Brezo conduciendo y yo de copiloto, y vamos muy bien, no hay demasiado coche en la carretera, y no se eleva ningún puente levadizo en nuestro camino, aunque pregunto a Brezo y me dice que a ella sí que le ha pasado más de una y más de cinco ocasiones de camino a Leiden.
Llegamos por fin al aeropuerto de Ámsterdam. Se queda allí Brezo, y nosotros intentamos poner rumbo a Ámsterdam centro, para verlo, aunque sea desde el coche, pero nos es imposible y nos perdemos, y volvemos a casa, que viene en los carteles.
No tardamos en llegar más de lo esperado, así que la pérdida no fue tan grave, aunque en la autopista nos metimos por la salida anterior, así que conocimos un camino nuevo, que acaba en la rotonda anterior a la playa, entrando por la salida que nos faltaba por conocer (es una rotonda con tres salidas: Casa, la playa, y ésta nueva). Nos llega un mensaje de Brezo, ya está dentro, rumbo a España.
Queremos ir a la granja, pero no cogimos los botes de leche y yogur, así que pasamos por casa, y dejamos el coche: vamos en bici.


Llegamos bien, por el camino que me descubrieron Brezo y Ali el día antes de irse, y se lo enseño a Jorge y Angy y les gusta. Es más largo, pero más entretenido.
Aparcamos las bicis, y hacemos cola, que se ve que a esta hora es cuando más gente hay en la granja. Cuando por fin nos toca, pido 2 yogures, un taper de leche, y devuelvo dos de los tarros de cristal, que al hacerlo te hacen descuento.
Salimos de la granja, guardamos lo que hemos comprado, yo los yogures y Jorge la leche (Angy nada porque no tiene alforjas),  y resulta que hay un par de vaquitas que han decidido que no les gusta lo fácil, y han cruzado el canal, y ahora están pastando al otro lado. El problema es que… casi no hay “otro lado”.



Nos entretenemos mirándolas, y a mí, que voy vestida como ayer, se me acerca una avispa. No he visto más que ésta avispa en todo el tiempo y todos los paseos que llevamos aquí… quizá no lo es… el caso es que me alejo, porque llevo los pantalones de bob esponja y se acerca al amarillo… la empujo para atrás pero vuelve, así que me salgo de la bici y… bueno, el problema con la avispa, o la “avispa” se acaba pero… se cae la bici, y con ella… los yogures. Como guardé uno en cada alforja, el que queda arriba no sufre pero… el de la alforja de debajo… bueno, digamos que empieza a chorrear yogur, y Angy entra a comprar otro. Hay mucha gente, y nos cuenta que cuando le ha tocado a ella, todos los que había dentro le han mirado, animándole a pedir. Es decir, que la “colota” de la farmacia era una excepción, parece ser.
Resulta que si devuelves el cacharrito en el que te lo venden te cuesta 1,90€, pero si no, cuesta 3€. Así que Angy paga 3€ por culpa de una avispa que quizá ni sea avispa. Nos prometemos una cosa: o bien colocar una caja a una de las bicis, para llevar las cosas, y ser conscientes de que llevamos las bicis; o bien venir a comprar leche y yogures en coche. Siempre una de dos.
Para volver, Angy coge el camino por el que les he llevado hoy, y Jorge y yo vamos por el que conocíamos de antes. Llegamos a casa, y comemos pescado congelado que compramos antes de ayer en Lidl.
Llueve. Basta que no esté alguien de la familia Martínez Llansó para que en Holanda se ponga a llover. Aprovechamos el día para cambiar un poco la organización de la casa, y con esto me refiero a bajar la wii de Angy al salón, para jugar en el sofá en lugar de en sillas o en el suelo, y para dar uso a la super tele, que si no, estando todo en holandés o inglés, sé de tres que no la utilizarían. Juego un rato al Pokémon Battle Revolution, y luego empezamos una partida los tres al Mario Party. Cenamos pizzas de una especie de pavo cocido muy sabroso y por lo tanto muy salado, queso, y bacon. La primera demasiado hecha para mi gusto, la segunda en su punto. Sobra, así que tendremos comida mañana.
Despedimos el día con una ronda de capítulos de sobrenatural, unos 3 o 4, y mrchamos a la cama.

Goedenacht! Mañana más! ;)

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