Hoy me levanto pronto, y bajo a por los perros. Brezo está
en una reunión, así que todo lo hago sin hacer ruido.
Ella me lo agradece, y salgo con los perros. El paseo no es
largo, hacen rápido lo que tienen que hacer, y como hay un buen día, pasamos
por la puerta del salón. Me voy a la cocina y está Angy, preparando los
desayunos. Baja Jorge y ninguno hablamos. Desayunamos callados, y para cuando
hemos acabado, Brezo también, así que enseguida nos montamos en el coche, Brezo
conduciendo y yo de copiloto, y vamos muy bien, no hay demasiado coche en la
carretera, y no se eleva ningún puente levadizo en nuestro camino, aunque
pregunto a Brezo y me dice que a ella sí que le ha pasado más de una y más de
cinco ocasiones de camino a Leiden.
Llegamos por fin al aeropuerto de Ámsterdam. Se queda allí
Brezo, y nosotros intentamos poner rumbo a Ámsterdam centro, para verlo, aunque
sea desde el coche, pero nos es imposible y nos perdemos, y volvemos a casa,
que viene en los carteles.
No tardamos en llegar más de lo esperado, así que la pérdida
no fue tan grave, aunque en la autopista nos metimos por la salida anterior,
así que conocimos un camino nuevo, que acaba en la rotonda anterior a la playa,
entrando por la salida que nos faltaba por conocer (es una rotonda con tres
salidas: Casa, la playa, y ésta nueva). Nos llega un mensaje de Brezo, ya está dentro, rumbo a España.
Queremos ir a la granja, pero no cogimos los botes de leche
y yogur, así que pasamos por casa, y dejamos el coche: vamos en bici.