miércoles, 25 de julio de 2012

Día 8, de bicis y perros va la cosa.


Miércoles, lo que significa que tengo que ir a Marco’s, la tienda de bicis, para cambiarle los pedales.
Decidimos que vamos los tres, y que Jorge y Angy me seguirán con los perros, así matamos dos pajaros de un tiro. Llegamos a la tienda, y hablo con un dependiente, que me dice que meta la bici al taller, que es lo que hay detrás del mostrador, por una puerta que da a la calle. Eso le digo a Jorge, y metemos la bici. Angy se queda fuera con Pepa y Poco.
El señor del taller, un hombre mayor, me dice a todo que sí cuando le pregunto, cambia los pedales, cayéndosele dos veces la herramienta, y un vez el pedal cuando iba a dármelo, y al acabar me dice el precio en holandés. Claramente no lo entiendo, a parte de que no sé holandés, cambian los números, lo dicen más raro que los cientos y los miles en inglés, que en su día me pareció imposible de aprender, así que amablemente le pido al señor de detrás, también de la tienda según ponía en su camiseta, que si me puede repetir el precio. Me dice que cuesta 19,95€, sin posibilidad de “haber entendido mal”, así que les digo que me perdonen, pero que ayer uno de ellos, me dijo que no eran 9, si no 6. Me pregunta que quien, y cuando le estoy respondiendo que un hombre con el pelo blanco, aparece por la puerta del taller. Hablo con él, y miran los precios, resulta que la bici de Gabi tenía unos pedales que no eran los que corresponden con su bici, y como ayer vine sólo con el pedal, me dijo el precio de los pedales incorrectos, pero todo esto tengo que averiguarlo yo, porque ellos no me dicen nada. Me dicen que son 16,50€ sin ningún tipo de explicación, y Jorge decide pagarlo. Luego nos dicen que “ten iuros” son por el work, y en vez de pelearlo, cosa de la que luego me arrepiento, decido volver a casa, y ya ver que hacer cuando se lo cuente a Brezo.
Al llegar a casa me pongo a buscar cómo ir a Delft, para más inri, al Lidl de Delft, y tras investigarlo y descargar Jorge una aplicación para su Tablet que funciona sin internet, ponemos rumbo a esa bonita ciudad.
Llegamos sin problema, aparcamos enfrente del Lidl, y cogemos un carro. Compramos mil cosas, todas ellas para comer los próximos días. Al salir, después de cosa así como hora y cuarto por los pasillos del Lidl, nos dice la cajera que no admiten tarjetas. Estamos bueno, en el Albert igual, no admiten tarjetas, tienen que tener relieve… en fin. Paga Jorge en efectivo, nada más y nada menos que 38 euros de compra, y salimos al coche, donde descubrimos que hay bolsas donde poder llevar la compra. Perfecto. Cargamos el coche y ponemos rumbo a casa, porque no nos da tiempo a conocer la ciudad y devolver un vestido que regaló Gabi a Brezo y le queda grande. Volveremos mañana.
De comida, que ya es hora (17.30h) tenemos arroz con carne de kebab al curry, y al acabar, a eso de las 18h, llega Brezo. Nos dice que se va a la playa, porque hace un día maravilloso, y se coge la bici de Ali porque la suya está en el taller, y  no la tienen hasta mañana.
Nosotros nos quedamos en casa, aunque a mí me apetecía ir a la playa, pero me puede la pereza, y me quedo en casa, esperando a que vuelva Brezo para enseñarnos el segundo lugar al que llevar a los perros.
Llega Brezo, y salimos al coche con Pepa y Poco. Ésta vez conduce Angy. Brezo le dice que en el fondo ya conoce el sitio, así que no le da ninguna indicación más que “hacia la playa”. Eso hace Angy, con con nuestra ayuda, que para eso estamos, y aparca en el 1er parking, en el que me hizo aparcar Moni el primer día que cogí el coche. No suele haber coches, según nos dice Brezo, pero ésta vez sí que es así, y rezamos (no literalmente) porque sea gente que viene a la brasería de al lado, y no gente que le dé por soltar a sus perros en el bosque de al lado de la playa.
Sea como sea, no nos encontramos más que con un perro en todo el camino, y no podemos evitar que nos resulte curioso ver un bosque sobre arena de playa. Brezo nos indica dónde atar a los perros, dónde soltarlos, cuando cogerles de la correa para cruzar, y por dónde pasan caballos.
Después de todo, volvemos a casa, y Brezo vuelve al trabajo. Nosotros hacemos (bueno, Jorge hace) palomitas, y las acompañamos con queso, mientras vemos la que será nuestra serie: Sobrenatural.
Aquí nos despedimos, mañana continúo.

Goedenacht!